lunes, 16 de noviembre de 2009
Vigilantes dignos de mención
Saúl Ardura, apuñalado por un ladrón, y Javier Quintela, que evitó la agresión a un médico, logran un reconocimiento oficial de la Policía por su labor de seguridad.
Ni trabajan con pistola ni tienen rango de autoridad como los agentes policiales, pero los gijoneses Javier Quintela y Saúl Ardura, vigilantes de seguridad, saben lo que es jugarse la vida por los demás. Lo saben ellos, sus familias, y también la Policía Nacional gijonesa, que en su última fiesta de los Ángeles Custodios les incluyó -con una mención honorífica- entre los profesionales distinguidos por sus acciones. Una mención que ellos conservan con especial cariño.
Quintela, vigilante del Hospital de Jove, logró evitar un intento de apuñalamiento por parte de una paciente con perfil psiquiátrico a una de las doctoras del centro. Peor suerte corrió Ardura, quien recibió un navajazo como represalia de un ladrón al que días antes había localizado intentando robar en el supermercado donde está destinado. El suceso ocurrió en mayo y todavía sigue de baja.
Sus gestos heroicos y de buen hacer -así lo considera el Cuerpo Nacional de Policía- son para Javier Quintela, simples «gajes del oficio». A él, sus nueve años de ejercicio profesional le tienen acostumbrado a todo tipo de incidentes. «Todavía tengo dos juicios pendientes», admite en la puerta del Hospital de Jove, donde lleva destinado los últimos cinco años. Aún así, este gijonés de 33 años reconoce que el incidente vivido hace unos meses con una paciente fue uno de los más desagradables a los que se ha enfrentado. «No era la primera vez que acudía al hospital y aseguraba que en anteriores ocasiones se le había tratado mal. Llegó con una navaja abierta y escondida entre la ropa, bajo la exigencia de ver a una de las doctoras del centro y también a mi compañero vigilante. Quería ser atendida con prioridad sobre el resto de los enfermos y ante la negativa de los responsables enarboló el arma», detalla Quintela. A él le tocó intentar que la implicada abandonara urgencias, y ahí comenzó un forcejeo. «Tuvo que ayudarme parte del personal médico a reducirla, con el consabido riesgo de que nos apuñalara. Fue necesario ponerle contenciones mecánicas (correas abdominales y de pies), de las que también se zafó», explica Quintela. La Policía terminó con una de las noches más accidentadas en el Hospital de Jove llevándose a la mujer detenida.
También terminó arrestado el causante del apuñalamiento a Saúl Ardura. Este vigilante de 36 años, madrileño de nacimiento pero residente en Gijón desde que tenía apenas uno, cree que «casi he vuelto a nacer, porque perdí mucha sangre en aquella reyerta». Todo comenzó días antes del suceso, cuando Ardura, encargado de la vigilancia de un supermercado, intervino a una pareja con material robado. «Ese día me amenazaron, pero no le di mayor importancia», recuerda el protagonista. Fue el 11 de mayo cuando, en su día de descanso y tras salir a hacer unas compras, volvió a encontrarse con los implicados.
«El hombre se dirigió corriendo hacia mi con un cuchillo y sufrí una puñalada en un muslo que terminó rozándome la femoral», recuerda el gijonés. Los autores se dieron a la fuga, pero gracias a la colaboración ciudadana terminaron detenidos. «No pude seguirles porque terminé inconsciente en la cera. Uno de los vecinos vio donde tiraron el arma y el lugar hacia el que huyeron y gracias a ellos pudieron ser atrapados», afirma el vigilante herido.
Saúl Ardura acaba de iniciar el proceso de rehabilitación de sus lesiones. «El tiempo lo cura todo», subraya optimista. Eso no supone que se olvide de agradecer «la rápida actuación policial y médica», que le salvaron la vida y le han dejado un recuerdo digno de mención.
domingo, 15 de noviembre de 2009
Ares niega haber sustituido a ertzainas por escoltas privados
El consejero de Interior, Rodolfo Ares, ha afirmado en una respuesta parlamentaria que no se han sustituido ertzainas por personal de seguridad privada en labores de escolta, pese al incremento del número de personas protegidas.
En sendas respuestas parlamentarias al PNV y al PP recogidas por EFE, Ares ha explicado que "todas las personas protegidas por agentes de la Policía vasca siguen contando con el servicio de protección realizado por la Unidad de Protección (berrozis) o por ertzainas en comisión de servicios adscritos a protección".
El número total de agentes de la Policía vasca que desarrolla labores de escolta se eleva a 450, de los cuales 247 están adscritos a la Unidad de Protección (berrozis).
Aunque ha negado que se hayan producido sustituciones de ertzainas por personal de seguridad privada en labores de escolta ha explicado que están "reorganizando" todos los servicios de seguridad y protección.
Así, ha indicado que el objetivo es que haya "una única jefatura tanto" para los berrozis dedicados a seguridad como para los ertzainas que realizan labores de protección y para el personal de empresas privadas que realizan estas mismas tareas.
Ha recordado que los agentes de la Policía vasca que prestan servicios de protección lo hacen en Comisión de Servicios, provenientes de la División de Seguridad Ciudadana y, por tanto, "volverán a sus plazas de origen cuando la amenaza terrorista disminuya o desaparezca".
El consejero de Interior ha dicho que no es partidario de crear una unidad específica de protección con ertzainas porque "en cuanto sea posible estos agentes tendrán que volver a desarrollar su trabajo en las plazas asignadas en Seguridad Ciudadana" y "el objetivo de este Departamento es acabar lo antes posible con el terrorismo".
No obstante, ha subrayado que "todas las personas que llevan protección de la Ertzaintza en la actualidad la seguirán manteniendo".
Los 54 escoltas llegan hoy a Seychelles, mientras los secuestradores guardan silencio
La negociación para la liberación del Alakrana y sus 36 tripulantes, secuestrados hace 43 días frente a la costa de Somalia, vivió ayer una jornada de silencio. Los piratas no establecieron ninguna comunicación en todo el día, tras anunciar el jueves en conversación telefónica con DV que se perfilaba un acuerdo que podía desembocar en la liberación del buque «en dos o tres días».
Cuatro meses en el mar
Renfe elimina de la estación de Xàtiva al vigilante jurado
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